Al final no fue para tanto. Los que querían un apoyo masivo a sus eternas reivindicaciones se quedaron con las ganas.
Ganó el fútbol y el deseo de miles de ciudadanos vascos (para algunos "euskalherriakos") por la oficialidad de su selección (Euzkadiko selekzioa).
Ganó el buen juego, el compromiso de miles de vascos y vascas por honrar a la selección de su patria, de su nación (Euzkadi).
Y encima Euzkadi ganó a su contrincante Serbia. (4-0)
¿Qué mas se puede pedir? Pues se puede pedir que Euzkadi sea oficial, que sea reconocida como tal por la FEF y la FIF y que pueda disputar encuentros a otras selecciones de fútbol en mundiales y otras competiciones.
Pero no solo la selección vasca de futbol sino la de waterpoli, la de hockey, y otras muchas más.
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