21 agosto 2007
Orígen del Kalimotxo
Por K-Toño Frade (Recogido del blog de Iñaki Anasagasti)
Ahora que viene nuestra Aste Nagusia, el consumo de kalimotxo -a mi entender, horrorosa combinación- se disparará hasta límites insospechados. Este brebaje, que se ha popularizado mundialmente (y no es broma) a raíz de la fama adquirida en nuestras populares fiestas botxeras, es objeto de la "pregunta del millón": "Oye, esto del kalimotxo ¿sabes tú de donde viene?". Pregunta que no podía contestar debido a que las diferentes versiones que había oído no me convencían.
Pero vayamos por partes, el kalimotxo ha existido toda la vida, lo que pasa que con otro nombre: "Rioja libre". Lógicamente debido a su poca imaginativa mezla de tintorro con Coca Cola o Pepsi. Desde los años sesenta en que hacíamos guateques con José María Iñigo en el bar Serantes, que era una tasca con barra a la derecha, en la calle Licenciado Poza. Al fondo había un desangelado reservado que, cerrado por una cortinita, nos servía para "mover el esqueleto" al ritmo de un "picú" y donde el amigo Tomás nos servía las consumiciones. Hoy Tomás es el gran jefe de los elegantes restaurantes Serantes, que dan lustre gastronómico a nuestra Villa.
Pero lo que yo sí que consideraba como versión más fidedigna era la que decía que el afamado kalimotxo había nacido como tal en las fiestas del Puerto Viejo de Algorta. Así que, acompañado de mi amigo Alfonso Garteiz, me dirigí al entrañable txoko de Gotzon Elorriaga –algorteño de pro- situado en un típico rincón del puerto. Suponía que Gotzon, hombre de mar y enterado de todo lo relacionado con la vieja Tangora, nos pondría al corriente del origen de la célebre combinación bebible. Acertamos de pleno, nuestro amigo "el guaito" aparte de obsequiarnos con deliciosas cabritas, txistus y mojarritas pescadas y fritas por él mismo, me prometió que me llevaría a Plentzia la documentación suficiente para enterarme del asunto.
Dicho y hecho, un día se presentó acompañado de su esposa María Gárate (neska algorteña de rompe y rasga) y nos obsequió a Begoña y a mí con un delicioso librito escrito con un salitre algorteño sin par y editado en el año 2001 por la cuadrilla Antzarrak –organizadora, junto a otros voluntarios, de las fiestas del Puerto Viejo- con el título de "El invento del Kalimotxo y anécdotas de las fiestas".
El origen de la palabra "kalimotxo" ha sido debatido infinidad de veces en programas radiofónicos y varias personas o grupos se han arrogado su paternidad. Este artículo pretende zanjar la cuestión definitivamente. El sábado 12 de Agosto de 1972 a las cinco de la tarde fue concebido su nombre. La "cosa" surgió cuando estando la txosna de la Comisión en el soportal de Etxetxu, recibió una partida de 2.000 litros de vino tinto a 16,50 pesetas. Cuando al mediodía aparecieron los txikiteros del pueblo, al pegar el primer trago ponían una cara indescriptible , pagaban y se iban. Preguntados por la razón de aquellas muecas, sentenciaron a coro: "¡Está picao!". Ante tal situación, no tuvieron más remedio que, tal y como aconsejaron los "poteadores", disimularlo como sea y mezclarlo con otra cosa ya que de no hacerlo, no iban a vender ni un "txikito". Y se recurrió a lo más sencillo, a añadirle al morapio lo que más a mano tenían. Dejaron a todo Getxo sin una botella de refresco de cola y se dedicaron a pensar en un nombre para bautizar a tamaño brebaje.
Las ideas para el nombrecito no cuajaban, hasta que apareció un amigo de la cuadrilla, un erandiotarra apodado "Kalimero" –en recuerdo al pollito aquél de la tele- pero más conocido con la abreviatura de "Kali". Así que cuando asomó su nada agradecida jeta por la txosna, alguien exclamó: "¡Ostras, qué tío más feo!", y como feo en euskera se dice "motxo" , dijeron todos a coro: "¡Ya está el nombre... Kalimotxo!". El éxito fue increíble.
Así fue creado el nombre (que luego sería registrado por una conocida marca de refrescos para consumo mundial) por aquella cuadrilla algorteña de jóvenes deportistas, alegres y bastante despreocupados que, posteriormente ¿maduraron?, acabaron sus estudios, se dedicaron a diversas profesiones y hoy en día se siguen reuniendo en el txoko Lagun Zarrak del Puerto Viejo para rememorar viejas andanzas
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