22 diciembre 2007

Partido de la seleción vasca


Los próximos días se avecinan complicados, sobretodo, por el partido de la selección vasca.

Digo lo de la selección vasca porque ya no sé ni cómo denominarla. Para mí seguirá siendo la selección de Euzkadi, sin embargo, los "más vascos" han decidido rebautizarla como " selección de Euskal Herria" , claudicando así al movimiento "Esait".

Algunos parecen que con decir "Euskal Herria" se hacen sentir más vascos, sin embargo no conocen ni por asomo los orígenes de este concepto.

Me referiré al artículo de Aitor Esteban por si alguno desconoce todavía estos conceptos:

A finales de diciembre se jugará el habitual partido de la selección vasca de fútbol. Iba a escribir de manera automática 'selección de Euskadi' cuando me he dado cuenta de que ahora dicen que es la de Euskal Herria. Un grupete muy identificado de jugadores ha presionado al presidente de la Federación Vasca de Fútbol para el cambio de denominación. Y ello por la equivocada idea de que Euskadi no representa a todo el pueblo vasco y que equivaldría a la CAV, idea defendida por la izquierda abertzale para reflejar la 'desidia' del nacionalismo institucional por la territorialidad. Criterio, por cierto, reciente, porque seguro que todos nos acordamos del 'Nafarroa Euskadi da' que se coreaba en las manifestaciones de la Transición y la década de los ochenta.

El nombre 'Euzkadi' surge como definitorio de la patria vasca, los seis territorios, frente a un 'Euskalerria' que era utilizado por carlistas y monárquicos. En tiempos de Franco todos lo tenían muy claro, empezando por los franquistas. Joan Mari Torrealdai en su 'Libro negro del euskera' (página 178) nos deja claro lo que pensaba el censor principal de libros en euskera del Ministerio de Información y Turismo allá por 1973. Escribía el censor franquista: «En opinión del lector que suscribe, es preciso fomentar, estimular y ayudar todas aquellas obras en las que aparece la vieja y gloriosa y sana palabra Euskal Erria, usada todavía por los auténticos y nobles vascos. Es un criterio que no falla. Nota: la diferencia que existe entre decir Gora Euzkadi Askatuta y Gora Euskal Erria es la siguiente: Gora Euskal Erria es Viva España y Vasconia. Gora Euzkadi : Viva Vasconia y fuera España». Pero claro, esos jugadores todavía no habían nacido y parece que la pasión por la lectura histórica tampoco es lo suyo.

Euskadi es en este sentido similar a Eire, el nombre que se dio al Estado independiente irlandés a pesar de que una parte del territorio reivindicado por los nacionalistas irlandeses se encuentre hoy en día bajo soberanía británica.

Los nombres son sólo nombres, cierto, pero también tienen su carga histórica. Lo sorprendente es que una decisión de este tipo quede al albur de la presion que un grupito de deportistas puedan ejercer sobre el presidente de la Federación Vasca, el señor Dobaran, quien, sin encomendarse a nadie, que me conste ni a su junta directiva ni al Gobierno vasco, acepta el cambio de denominación de una selección que llevaba décadas con un nombre. Ello sólo puede explicarse por la ignorancia del presidente y también por su imprudencia. Porque no es de recibo no comentar con los representantes institucionales del Gobierno semejante cambio, encontrándose éstos de sopetón con los hechos consumados.

Dobaran se descolgaba al pasado 28 de septiembre con una entrevista en 'Deia' en la que hacía referencia a lo que la prensa denominó como 'la guerra de las camisetas', una sesión del Congreso en la que diferentes representantes políticos salimos a la tribuna mostrando la camiseta de nuestra respectiva selección (catalana, vasca, gallega y española). Dobaran decía : «Creo que no tiene nada que ver con la realidad ( ) el folklore no arregla nada. Habrá que ir con propuestas al Parlamento de Madrid para cambiar las leyes. Hay que ir a la raíz de la cuestión. Hay que buscar consensos, hay que debatir, exponer argumentos y pelearse democráticamente donde hay que hacerlo, que es el Parlamento español». Impresionante. ¿Y qué rayos creía que estábamos haciendo ese día en el Congreso, jugar a los disfraces? Discutíamos una iniciativa para la modificación de la Ley del Deporte a fin de habilitar a las selecciones vasca, gallega y catalana para jugar competiciones internacionales. Como comprenderán, después de cuatro años batiéndome el cobre con el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, a través de dos proposiciones de ley, una proposición no de ley, una pregunta oral en pleno, tres comparecencias, una moción y una proposición no de ley en comisión, todas ellas sobre este tema, el comentario tiene su guasa. Iniciativas, discutir, hablar, acordar, eso ya se ha intentado y se sigue intentando. El problema es que PP y PSOE siguen respondiendo con un no rotundo e innegociable. Y en esa negativa cuentan con la inestimable colaboración y empeño de la Federación Española de Fútbol.

Dejemos lo de la entrevista en ignorancia, supina, pero ignorancia. Lo peor es que a ello hay que añadir la incoherencia. Resulta que la Federación Vasca no extiende a los jugadores vascos que juegan ligas españolas una licencia vasca que después tiene que ser reconocida automáticamente por la Federación Española, a pesar de que la legislación le habilite para ello. Sino que tramita directamente la solicitud de licencia española ante la FEF. ¿Por qué? Porque Dobaran se lleva a partir un piñón con Ángel Villar, presidente de la Española, enemigo declarado de las seleciones nacionales vasca o catalana. Así de claro. Un Villar que, por mucho que sea de Bilbao, tiene unas cuentas económicas nada claras en su Federación y que se opone públicamente una y otra vez a autorizar la celebración de partidos de las selecciones vasca o catalana en fecha FIFA. En efecto, dado que hay pocos días libres para organizar partidos entre liga, copa y competiciones internacionales de clubes, Cataluña pretendía utilizar las fechas que el calendario futbolístico fija para las competiciones entre selecciones, aunque algunos jugadores no estuvieran disponibles, a lo que la Federación Española se niega.

Así que cuando este mismo año la Federación Catalana organizó un partido contra la selección de EE UU en una fecha FIFA, la Federación Española, a través de presiones internacionales desde el propio Gobierno, hizo retractarse de su intención, y del contrato firmado, a los americanos. En esa tensa situación los catalanes pidieron a la Federación Vasca que volviera a jugar contra Cataluña para afirmar ambas la voluntad de reclamar las fechas FIFA. Dobaran dijo que no. Habría significado enfrentarse a Villar. Si hay algo que define la gestión de Dobaran, en consecuencia, es ir dando bandazos y por libre. Es hora de cambiar.

Dicho todo esto, no hay que olvidar un apunte más. Si la vocación de competición internacional de la selección vasca es una apuesta política reflejo de lo que desea la sociedad vasca, no es de recibo que el presupuesto destinado a la misma por el Gobierno vasco sea tan magro. Las cosas no surgen como los milagros.

Sólo una coordinación entre todas las sinergias (política, federativa, social), una apuesta económica decidida por parte de las instituciones, una Federación Vasca de Fútbol con criterio, dejar de enredar con apuestas partidistas por parte de algunos jugadores y ESAIT, gestos audaces y un talante firme pero siempre abierto al diálogo ante las instancias políticas y federativas en Madrid permitirán algún día que la selección vasca compita oficialmente a nivel internacional. Diálogo que hoy por hoy se nos niega desde el Congreso de los Diputados y las federaciones españolas.
Aitor Esteban. Representante del Grupo Parlamentario "Nacionalistas Vascos"


Otro artículo de interés es el de Koldo SanSebastian:

Las selecciones de fútbol de Euzkadi y Catalunya se enfrentarán el próximo día 29 en San Mames y el presidente de la Federación Vasca de Fútbol, Iñaki Dobaran, ha anunciado que el combinado vasco estrenará no sólo equipación sino, además, denominación. No será, como hasta ahora, Euzkadi, sino Euskal Herria. El propio presidente Dobaran ha explicado la razón de este cambio: "Euskal Herria define mejor el origen y la composición de los jugadores que conforman la selección". ¿Por qué define mejor el origen Euskal Herria que Euzkadi, según el señor presidente? ¿Se le ha aparecido San Michel de Garikoitz para decirle qué es lo que define mejor el origen de un futbolista? ¿Qué deberían hacer los irlandeses con sus denominaciones? Euzkadi, la Patria de los vascos, también define el origen. Tanto de un labortano (Gu gira Euskadiko...), como de un navarro de Estella.

Las principales organizaciones vascas se llaman Euzko Alderdi Jeltzalea, Euzko Langileen Alkartasuna... (y no Euskal Herriko Alderdi Jeltzalea o Euskal Herriko Langileen Alkartasuna). Cuando algunos (en medio de la más absoluta ignorancia, eso sí) cantan el himno de las milicias del PNV, el Euzko Gudariak, no dicen Euskal Herriko gudariak.

La decisión reúne todos los ingredientes para engrosar la lista de los grandes desatinos. Se cambia de un día para otro el nombre de la selección de una nación; se hace a espalda de una historia de setenta años; se equipara el cambio de algo tan estructural como es el propio nombre de la selección nacional al cambio de una cuestión tan coyuntural como el diseño de la camiseta; se informa de ello en una rueda de prensa con la misma relevancia que el anuncio de la hora del partido; se aduce que el cambio viene sugerido por los jugadores convocados, no por la federación convocante; y, por si todo ello fuera poco, este cúmulo de desatinos lo hace suyo la propia federación que se denomina Euskadiko Futbol Federazioa.

Conviene no equivocarse. No estamos ante un debate político. Cierto que podría serlo. Pero la cuestión es previa, es prepolítica. Aquí no se dirime si la comunidad histórica, cultural y lingüística -con mayor o menor vocación política- se llama Euskalerria, Euskal Herria, País Vasco, Vasconia, Euskadi o Euzkadi. Ese es un debate tan legítimo como cualquier otro, que puede y debe tener sus propios cauces y foros. Pero, en todo caso, no es la Federación Vasca de Fútbol el foro más adecuado y, menos aún, mientras se denomine a sí misma Euskadiko Futbol Federazioa.

Evidentemente las denominaciones oficiales no son inamovibles y pueden cambiar con el tiempo, pero el cambio de una iniciativa con más de setenta años de historia requiere más respeto y consenso, y menos imprevisión y precipitación. Ahora que se habla tanto de memoria histórica, el recuerdo de la selección de Euzkadi que jugó en París su primer partido el 27 de abril de 1937 y el de todas que le siguieron en tiempo de guerra, exilio, transición y restauración democrática, merece una mayor consideración. Su primer responsable fue, nada menos, que Manu de la Sota y Aburto Txanka que, en aquellos momentos, pertenecía.a Jagi-jagi (sabinianos e independentistas).

Una memoria que se ha mantenido constante e incólume hasta ahora y que viene avalada tanto por la inmensa mayoría de la afición que la selección viene reuniendo habitualmente en San Mames desde aquel Bai Euskarari del 16 de agosto de 1979, como por los textos oficiales al respeto. Desde la propuesta del Nuevo Estatuto Político aprobado por la mayoría absoluta del Parlamento vasco el 30 de diciembre de 2004, hasta el estudio Las naciones sin Estado ante las federaciones deportivas internacionales (Juantxo Landabarea y Borja Osés. Bilbao, 2004), publicado por Euskal Kirol Federazioaren Batasuna.

No faltará quien opine que determinadas denominaciones históricas bien pueden requerir ciertas actualizaciones, pero no es menos cierto que, en no pocas ocasiones, es precisamente la denominación histórica la que mantiene el empaque, la solera y el cordón umbilical con sus orígenes. Probablemente no se entendería que el Deportivo Alavés pasara a ser Profesional Alavés para justificar la plena dedicación de sus jugadores; más de uno pondría el grito en el cielo si, al amparo de la realidad lingüística de Navarra, el presidente Miguel Sanz propusiera traducir al castellano el nombre de Osasuna; los socios republicanos de la Real Sociedad podrían sin duda solicitar el cambio de nombre de la entidad donostiarra y, por qué no, probablemente el equipo más representativo de la cantera vasca bien podría llamarse Bilboko Klub Atletikoa. Sin embargo, detrás de cada nombre hay una historia que merece respeto, una historia de la que precisamente emana el sentido de pertenencia que se quiere mantener y del que no se quiere renegar.

Finalmente, justificar el cambio de denominación del equipo convocante por la solicitud personal de algunos de los convocados es, sin duda, el mejor ejemplo de coyunturalismo. Aunque, bien visto, también permite suponer que para la próxima ocasión podría cambiar de nuevo con la misma facilidad, lo que no sabemos si debe ser motivo de alegría o mayor preocupación. Así las cosas, asistimos lisa y llanamente a un ejercicio de irresponsabilidad federativa, a una evidente incapacidad en la gestión, a una insoportable dejación de autoridad. En términos objetivos, habría sobrados motivos para pedir la dimisión inmediata del señor Dobaran. Lo acontecido no hubiera podido producirse en la empresa privada y, tampoco, en una entidad pública que se precie. No quiero pensar lo que le hubiese pasado al buruzagi federativo si se le hubiese ocurrido cambiar el nombre de Eire (como selección nacional) por el de las Tierras Irlandesas, "porque –al incluir a futbolistas de Derry o de Belfast- define mejor el origen de los jugadores". ¡Vaya complejos!

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