Un partido ligado a Europa
Con el final de la Guerra surgía otro proyecto que, junto con la ONU, había entusiasmado al PNV: la creación de una Europa unida, como baluarte para el futuro del continente.
El nacionalismo vasco se aliará con aquellos sectores convencidos de que la constitución de una Europa federal era la mejor vía para asegurar el futuro del continente.
Las ideas europeístas no eran nuevas para el Partido Nacionalista Vasco. Doce años antes, y todavía en libertad, el PNV celebraba en 1933 un Aberri Eguna (el día de la patria vasca) bajo el slogan "Euzkadi - Europa", un slogan que reivindicaba una Euskadi dentro del concierto de los Estados Europeos.
Desde Londres, y en plena Guerra Mundial tres vascos, Manuel Irujo, José Ignacio Lizaso y Angel Gondra empezaron a participar con tesón en los proyectos federalistas que en la capital británica se ponían en marcha.
En 1942 el Foreign Officce impulsaba la "Unión Cultural de los Países Occidentales2, una institución que agrupaba a representantes de una gran parte de los países de Europa, muchos de ellos ocupados ya por los alemanes. Los vascos estaban representados con una Delegación propia.
En 1943, y también desde la capital británica, se vinculan a la "Federal Union", un movimiento que propugnaba la constitución una europa federada, como paso previo a una organización de carácter mundial. Los vascos conseguían, también, una delegación propia.
En 1945, y tras el final de la II Guerra Mundial, nacía el Movimiento Federalista Vasco, del que fue principal impulsor Manuel de Irujo. "No es un organismo de oportunismo político -afirmaba Irujo-. El Movimiento Federalista Vasco responde a las aspiraciones nacionales vascas fundadas en una tradición federalista que ha sido practicada por el Pueblo vasco desde hace muchos siglos... El federalismo es, además, la única fórmula de convivencia pacífica de los pueblos de la Península Ibérica y de su integración en la Europa futura".
Poco después se adscribían a "La Unión Europea de Federalistas" con sede en la ciudad suiza de Ginebra e integrada por 13 agrupaciones nacionales. Solo dos movimientos de exiliados fueron admitidos: el grupo rumano y el vasco.
A esto se unía, como ya hemos visto, la presencia constante desde 1947 en todos los foros y congresos que organizaban los NEI.
Con pocos medios económicos, solo el impresionante esfuerzo humano del nacionalismo vasco le permitió estar presente en todas estas iniciativas.
Fue José Antonio Aguirre la figura más representativa de los vascos en Europa. Fue él, el que representó a los vascos en los congresos más importantes que dieron forma a la nueva Europa.
La "Doctrina Aguirre"
José Antonio Aguirre se convertía, no sólo en el líder de los vascos, sino en uno de los máximo defensores de la unidad europea, una unidad que reclamaba una Euskadi en Europa en igualdad de derechos al del resto de los estados. Nacía con él lo que se denominó "La Doctrina Aguirre", defensora, hasta sus últimas consecuencias de algo aparentemente contradictorio: el nacionalismo y el federalismo.
Aguirre partía de la artificial construcción de muchos de los Estados que formaban Europa. No concebía un Estado plurinacional centralista y dominante. Un Estado , enfrentado y preocupado, por los problemas que causa un Estado dominante que intenta la absorción y asimilación, no podía progresar. Y afirmaba, a modo de ejemplo, pero con una trágica visión de futuro, que "el estado yugoslavo se debate ante el hecho diferencial de los pueblos que lo componen, cuyos sentimientos nacionales han acentuado la guerra. El afán panservio, que necesariamente es centralizador, encuentra seria oposición. Dependerá el futuro de este Estado plurinacional del acierto con que se combinen el derecho nacional -cultural y político-, es decir, el Gobierno propio de cada nacionalidad -croata, montenegrina, slovena, servia-,con las formas superiores federales o confederales que surjan de un pacto libre. Se repite el caso en Centro Europa, en el Báltico, en los Balkanes y en la Península Ibérica. Se olvida además que es un problema que afecta a cien millones de europeos, prescindiendo de otros continentes".
Apostaban los nacionalistas por una estructura basada en las comunidades naturales, y no las formaciones políticas y jurídicas que representaban los estados . Porque para el Lendakari, los pueblos se iban a convertir en los principales garantes de un futura confederación. "Nadie es más partidario de la paz y de la Norma jurídica que el pueblo o la pequeña nación, porque en su mantenimiento reside la única posibilidad de su existencia. Nadie favorecerá -aseguraba en 1943- con mayor entusiasmo que las pequeñas naciones todo cuanto contribuya al establecimiento de una norma continental universal".
Tenía muy claro que carecía de sentido que un Pueblo Vasco, dotado de autonomía, tuviera que estar presente en Europa a través de otro Estado miembro y no con voz propia y diferenciada. "Las facultades -aseguraba- que los estados habían de ceder en materia de legislación, moneda, aduana, tributaciones, migración, asistencia social, comercio exterior, política internacional, ejército, defensa y derivados, son aquellas que el régimen autónomo reserva a la soberanía del Estado"
Aguirre no podía concebir una Europa que estaba buscando un ordenamiento propio común y que quedaran aprisionados en ella hombres y pueblos.
Para él, la federación era el camino de la libertad porque nacía de compromisos entre iguales. "La filosofía política -defendía- que se orienta al futuro, al introducir notables modificaciones en el concepto de la vieja soberanía estatal, quiere consagrar y conjurar la libertad nacional de los pueblos haciéndole compatible con la participación en espacios político económicos más amplios. La garantía de los pueblos; principalmente de los pequeños; reside precisamente en estás más amplias estructuras supraestatales. El hombre ha logrado -concluía- interesar al espíritu universal hasta limitar y superar el concepto cerrado del Estado que conceptuaba doméstico cuanto sucedía dentro de sus límites. La nación sin libertad, que es, al fin, un conjunto de hombres privados de un derecho elemental, debe salir también del marco doméstico para entrar en el campo internacional y ser objeto de sus cuidados".
No era el único nacionalista que opinaba así. "Somos los primeros convencidos -aseguraba Manuel Irujo - de que Europa necesita rehacerse y de que los pueblos europeos solamente encontrarán su rehabilitación en la Unión. Creemos firmemente que esta unión sólo puede realizar si cada país cede parte de su soberanía a las instituciones continentales que van a crearse...Concebimos Europa Federal como la coexistencia de soberanías, en cuya formación jurídica estén garantizados las que corresponden a la Federación Continental y a las diversas naciones que integran Europa. Afirmamos resueltamente que la nación es lo que prevalece y que el Estado es una simple formación jurídica y política".
Los vascos desarrollaban incluso el posible procedimiento que la Europa Unida podría emplear para igualar en derechos a pueblos y nacionalidades con los estados. Reclamaban de la futura organización federal europea la creación de una sección especial que se ocupara de modo permanente de los intereses y de la protección de las nacionalidades sin Estado y en la que estas tendrían una representación permanente.
Aguirre iba más allá y pedía la promulgación de una norma jurídica que reconociese el derecho a la libertad de los pueblos que posean lo que el definía como la voluntad y la capacidad política para ejercer este derecho y que fijase las condiciones que pueblos y nacionalidades deberían de reunir para solicitarlo. Además esta futura entidad europea, según Aguirre, debía garantizar, a aquellos pueblos o naciones sin Estado, el cumplimiento de este derecho de libre determinación.
Con esta sólida doctrina política, apoyada por muchos de los dirigentes de aquella época, los vascos se abrieron un hueco en la política internacional y un reconocimiento por parte de muchas cancillerías europeas y americanas, a las que, con la extraoficialidad que el exilio imponía, tenían acceso.
El Congreso de La Haya
Armados con este sólido armazón ideológico el PNV acudía al Congreso de La Haya de 1948. Con José Antonio Aguirre a la cabeza, un presidente nacionalista que había sido elegido democráticamente por una mayoría de vascos. Estuvieron, mano con mano, con los principales dirigentes del continente en lo que fue el primer paso transcendental para la creación de una Europa Unida.
Defendieron allí un modelo de construcción europea nacionalista que tuviera en cuenta a las comunidades naturales.
"Es enorme -escribía Agirre- la corriente de opinión suscitada en Europa por la coincidencia de esas dos doctrinas -la social cristiana y la federalista- hasta el punto de que es lenguaje corriente, aunque no haya sido oficialmente recogido - el de hablar de la Europa futura no como una Federación de Estados sino como una federación de pueblos. Esta corriente de opinión progresista en lo federalista y en lo sindical, y cada día creciente, abre al problema vasco soluciones que hace todavía muy poco tiempo eran difícil de prever como fórmulas de resultado práctico. No sólo del ambiente general del Congreso, sino de muchas conversaciones privadas, podemos deducir la existencia de ese ambiente."
A pesar de los deseos nacionalistas, a lo que se estaba dando forma no era a la Europa de los Pueblos sino a la de los Estados. Para el PNV estas no podían ser las bases para formar una sólida europa unida y dejó oír su voz en todos los foros europeos. Dejo oír la voz de un pueblo que pedía, democracia y libertad.
En 1949, el PNV tomó la decisión de crear el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo (CFE), una organización que debía agrupar a todas las fuerzas democráticas del exilio republicano. Un CFE, que por iniciativa nacionalistas, tenía una estructura federal.
El PNV se veía obligado a tomar la iniciativa ante la desunión del resto de los partidos. Formaba, así, un organismo que podía ser también útil para fomentar la unión tan necesaria frente al franquismo de todas las fuerzas del exilio del Estado.
En 1951 el PNV definía con claridad su doctrina europeísta.
"1)- Somos Europeístas.
2)- Somos, en el europeísmo, Federalistas.
3)- Nuestro Objetivo es una Europa constituida por las entidades naturales, que respeten los derechos personales y de las entidades naturales en general y los de Euzkadi en particular, y debemos luchar por ellos aun con peligro de que sea retirada nuestra presencia.
4)- Si tenemos que hacer por motivos tácticos alguna dejación del punto anterior, tendrá que ser necesariamente avanzando sobre las posiciones ya adquiridas y de ninguna manera retrocediendo y haciendo en cada caso constar explícitamente la no renuncia de esos derechos, a no ser que por la tramitación del asunto aparezca claramente que se trata de un acto de transacción.
5)- Al mismo tiempo que esos principios europeístas se tienen que tener en cuenta en todo momento nuestra obligación de que en todas las partes en donde se pueda, sean reconocidos y respetados la personalidad nacional y el hecho vasco.
6)- En estos momentos en que nuestro mayor enemigo es el franquismo deben hacerse todos los esfuerzos en los ámbitos europeos para que:
a)-Franco no sea admitido en ningún organismo oficial o no oficial de que formen parte los pueblos europeos.
b)-Los pueblos europeos y sus organismos ejecuten actos produzcan o aceleren la caída de Franco
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