20 marzo 2011

¿Y si nos ponemos cabezones?

Con todo esto de la guerra surgida en torno al txakolí y al vino de mesa que realizan en Castilla, me han nacido ciertas inquietudes.

¿Y si nos ponemos cabezones?

El ejecutivo de Patxi López vemos que apenas hace nada para acabar de una vez y por todas con el deseo de ciertas personas de crear una marca "Chacolí" sobre el vino de mesa blanco que se produce allí a imágen y semejanza del prestigioso vino de autor que se produce en Euzkadi con la denominación "Txakoli".

Me enteraba hace unos dias leyendo un periódico que los del partido de Castilla y León querían "vengarse" por no dar su brazo a torcer los vascos y querían que se les pagara 188 millones de euros a la comunidad por el uso que dar del agua recogida del Pantano de Ordunte.




(En 1928, el Ministerio de Fomento otorgó una concesión de agua a perpetuidad al Ayuntamiento de Bilbao de los ríos Kadagua y Cerneja. Para ello, se construyó el pantano de Ordunte, de 22 hectómetros cúbicos de capacidad, sufragado por el Ayuntamiento de la capital bizkaina, que se encarga también de su mantenimiento y de todos sus costes.)

Según este partido, desde 1928, ha llovido mucho y creen que este es el momento ideal para renegociar el acuerdo.

Y pensando yo en lo caraduras que podían llegar a ser, va y salta a la palestra esta noticia:

"Una mujer da a luz en el coche en la frontera entre Bizkaia y Burgos cuando se dirigía a dar a luz a un hozpital bizkaino".


Una vecina de Las Machorras, un pueblecito burgalés cercano a Espinosa de los Monteros, venía con su marido en el coche para dar a luz en el hospital de Cruces cuando se puso de parto y todo fue tan rápido que acabó pariendo en el asiento del coche en El Berrón.


Y entonces pensé, ¿y si nos ponemos cabezones?

¿Y si decimos que que Osakidetza para los vascos y que deben buscar otros hospitales de su comunidad autónoma para tratarse?

Me parecería que , aún teniendo todas las de ganar, sería demasiado.

Lo correcto es llegar a un acuerdo y que los castellanoleonenses admitan que, apesar de que pueden lograr un vino de mesa blanco muy bueno, jamás será Txakoli.



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