Creo que hay que ser consecuente con las ideas propias, nos gusten más o no.
Ayer, mientras esperaba que empezara el teatro de calle frente al Arriaga, vi como un grupo de jóvenes y jóvenas , como diría mi vieja profesora María Alvarez, de estereotipo alternativo, anarquista o underground realizaba actividades de malabarismo a la espera de ver el mismo espectáculo que yo.
No voy a entrar en relatar su manera de realizar dichas acrobacias pero sí en su forma de actuar.
A las ya mencionadas vestimentas, que en mi opinión cada uno puede vestir como le de la gana siempre que respete a los demás, comentaré sus nobles y cuantiosos pelos que les salían a las chicas de los sobacos.
Muy respetable también.
Pero lo que ya no tolero es que cuando acabó el espectáculo, el de teatro de calle porque el otro continuó, pase junto a una de las chicas y vi como jugaba con su teléfono móvil. Porque eso sí, muy anarquistas, antiglobalización y todo lo que tú quieras pero con teléfono móvil, instrumento de todo aquellos que aborrecen. Y no era un móvil cualquiera de esto sde hace 10 años, no. Era un móvil de lo que ahora llaman de ültima generáción o también de 3ª. (Que digo yo que mal vamos si la última es la 3ª, pero ese es otro tema).
Si vamos de anarco-sindicalistas ( en contra de todo) lo que no podemos hacer es tener artículos que representan aquello contra lo que luchamos, vamos digo yo.
Hay que tener los ideales claros.
Porque lo próximo que va a ser, ¿ver a un socialdemócrata de un partido vasco de izquierdas del Opus Dei? (Rafa L. te queremos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario