12 agosto 2008

Cosas de la calle


Ayer me ocurrieron 2 cosillas dignas de reseñar.

Las palomas

Por un lado estaba yo tomando una cervecita en una terraza del barrio cuando vimos que una paloma de la calle tenía un ala rota y se movía con torpeza.
Hasta aquí todo normal. El drama ocurrió cuando de repente dos niños de 3 años aproximadamente, quizás cuatro, se aproximaron a la paloma y tras tirarla a la acera, pues se encontraba en un jardincito de mediana altura, la intentaron pisar en varias ocasiones y la lograron pisar al menos en una ocasión. Con lo que la paloma no se movió más.
¿Cuál fue la respuesta de sus aitas? Pues que no se acercaran más a la paloma.

El problema de esta situación es que los crios, a pesar de esa corta edad, no sintieron nada por la paloma. Era un ser vivo, y no quiero dar lecciones de ecologismo a nadie, y nadie comentó nada (tampoco yo). Nos quedamos mirando la situación como si nada, asombrados quizás.

Tal vez estos crios vean dibujos de "Shin Chan" y "Los Simpsons" y hayan dejado de valorar la vida, sea de un animal o de una persona, tal y como nos enseñó "Bambi".

"Los marroquís"

Ayer, que me encontraba de paseo y de ahí que tuviese tanto tiempo libre, me encontré con una vieja conocida.

Es educadora social y había estado trabajando en pisos tutelados con drogadictos que salían de ese temible mundo.

Ahora resulta que tiene un trabajo "aún más duro", según sus propias palabras,trabaja de educadora en un piso para inmigrantes marroquís.

Me contaba, que muchos crios mienten sobre su edad al llegar a territorio peninsular. Por unas cuabntas monedas les hacen papeles que mienten sobre su edad para así poder trabajar aquí, en Europa.

En los pisos tutelados donde acceden los chavales que tienen 18 años, los menores van a los albergues y de ahí a los pisos, cubren de amenazas a todo el personal con lo que se les echa automaticamente a la calle.

En los pisos realizan pequeñas labores y realizan ciclos formativos recibiendo una pequeña pensión de ayuda por parte de la Diputación Foral.

Me comentaba esta chica que, cuando llaman a sus paises sufren presión psicológica de cara a que por parte de sus familias tienen que llevar o mandar dinero a Maruuecos, los que no lo hacen son considerados vagos y cosas peores. Al no bastarles con el dinero que perciben en calidad de ayuda, acaban robando y cometiendo hechos delictivos.

Por otro lado, ella al ser mujer, sufre muy poca valoración por parte de los inmigrantes, ninguneándola continuamente, y es que no valoran a la mujer efectivamente.

A los que reciben ayudas no se les permite volver a sus paises de origen y es que el dinero que reciben no es para enviarlo a sus familias sino para que vivan justamente en Europa.

Muchos de los que vuelven, según cuentan, alquilan cochen y compran trajes buenos y de marca para la ostentación pura y dura, debido a que tienen una imágen idílica de Europa, de auténtico Paraiso terrenal.
No están enterados de lo que ocurre aquí.

Le dí ánimos y me enorgullecí de mi trabajo actual.

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