Hoy 9 de mayo se celebra el "Día de Europa". Esto debería de ser un motivo de alegría ya que las políticas conjuntas estaban pensadas para que todos fuéramos a mejor.
Una Europa que fue pensada dentro de los valores de la solidaridad entre naciones y fundamentada en el humanismo.
Una Europa rota a día de hoy.
Donde el humanismo parece no existir ante en drama de las y los refugiados y la solidaridad ha pasado a convertirse en un egoísmo de estados que piensan más en sus beneficios particulares que en el bien común.
Esto ha creado un motor de alimentación de los estómagos populistas, de uno y otro lado, que se encontraban muy hambrientos.
Esto sabemos que acaba con un empacho, con una indigestión. A pesar de todo seguimos dando alimento.
Y frente a esto, parece que hay un pequeño oasis en Euskadi.
Un lugar donde el sentimiento de pertenencia a Europa está tan enraizado como el sentimiento nacionalista.
La solidaridad conjunta se visualiza en el desarrollo de múltiples cooperativas, en el ofrecimiento de viviendas vacías para el alojamiento de los refugiados y las refugiadas, en la donación de comida al Banco de Alimentos convirtiéndose esta zona en uno de sus principales proveedores.
La iniciativa y predisposición de sus instituciones en políticas sociales de mejora conjunta ciudadana y solidaridad colectiva es un ejemplo de otras administraciones.
Nos gusta estar bien a los vascos y a las vascas pero nos gusta ver también a los que tenemos alrededor.
Euskadi se convierte así en una pequeña esperanza que nos hace todavía soñar con una Europa como la pensaron sus fundadores.
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