14 noviembre 2009

Entrevista en Onda Vasca a Maria Silvestre, Directora de Emakunde



La socióloga catalana, vasca de adopción, fue entrevistada en la emisora "Onda Vasca".

María Silvestre, directora de Emakunde.

Seis meses al frente del Instituto de la Mujer no se si se va notando ya el nuevo enfoque que le quería dar a Emakunde, aunque usted no era precisamente crítica con la línea que se había seguido, porque decía hay que avanzar un poquito más.
Sí, yo creo que Emakunde es una institución que tiene un recorrido largo y tiene un reconocimiento importante, tanto reconocimiento social y político en el seno de Euskadi como fuera. Tuvimos la ocasión de verlo cuando la semana pasada se organizó la reunión de los organismos estatales para la Igualdad  y pudimos traerla a Bilbao, como todos los organismos incluso desde el Ministerio de Igualdad hay un reconocimiento explícito a la labor que ha realizado y que realiza Emakunde. Sí es cierto que tenemos igual unas prioridades distintas pero que no quiere decir romper con lo que se estaba haciendo sino priorizar algunas cosas que quizás no se estaban priorizando aunque se estaban haciendo también pero que la línea es bastante continuista y ahora estamos un poco, bueno estamos de hecho muy centradas en la preparación del V Plan de Igualdad que es un poco el que define las  políticas de igualdad del Gobierno para la nueva legislatura  y estamos inmersas en un trabajo intenso.

Sobre el asunto de la igualdad tenemos una ley que parece que es bastante avanzada con respecto a otras legislaciones. Se trata más de cumplirla que de revisar la ley.
Exactamente, exactamente, y lo hemos comentado por activa y por pasiva, yo creo que las leyes que tenemos son muy buenas, tenemos la ley vasca del 2005 que fue muy innovadora en su momento, pero también está la integral de violencia contra las mujeres del 2004, está la orgánica del 2007 de igualdad y tenemos un marco normativo y legislativo muy bueno, muy positivo al que podemos acudir en caso de que se vulneren los derechos y se atente contra la igualdad entre hombres y mujeres y sin embargo yo creo que todavía le falta una verdadera legitimación social y política. Quiero decir que la gente se crea o que la ciudadanía nos creamos de verdad que esa ley está para ser cumplida y qu esa ley recoge unos derechos fundamentales sobre todo de las mujeres, yo creo que todavía no nos creemos del todo que esas leyes están para cumplirse y que están para respetarse.

Claro aquí vamos a una asunto mucho más de fondo porque cómo se trabaja eso, es una cuestión también de educación, legitimación social, la ley no es un florero.
No, claro, la ley necesita legitimación política, necesita recursos, necesita que nos la creamos política y socialmente y entonces tenemos que trabajar y Emakunde trabaja y es una de sus funciones primordiales en el impulso y la sensibilización de todas las cuestiones que están relacionadas con la igualdad y en ese sentido sí que nos hemos tomado como una prioridad el que la ley se cumpla  y sobre todo promover el espacio y el ambiente social que permita su cumplimiento y su legitimación.

El otro día en la reunión que mantuvieron con instituciones similares a Emakunde destacó usted una cuestión que parece importante, que es decir no pensemos que como tenemos esta legislación ya hemos hecho todo, ya hemos recorrido el camino, no nos dejemos cegar por el espejismo de la igualdad, creo que utilizó esa expresión.
Sí, sí, es que creo que una de los handicaps o de los problemas que tiene la lucha para la igualdad hoy en día es precisamente el espejismo de la igualdad, que vivimos en una sociedad donde es cierto es una sociedad desarrollada, es una sociedad donde se ha avanzado muchísimos y la posición de la mujer ha cambiado muchísimo, sólo hace falta ver cómo estaban la mayoría de nuestras abuelas y cómo estamos hoy en día las mujeres, pero eso no implica que vivamos en una sociedad igualitaria, es decir las relaciones de desigualdad y sobre todo las diferentes oportunidades que se le ofrecen a hombres y mujeres en lo que es su desarrollo personal, profesional, etc. son distintas pero como vivimos en ese espejismo de que somos iguales en ese discurso de lo políticamente correcto donde la desigualdad nadie la apoya y la igualdad nadie la cuestiona y una legislación que nos protege parece que ya quienes estamos luchando por la igualdad estamos como luchando contra molinos de viento que somos un poco quijostescas cuando realmente el molino es un gigante y el gigante se llama desigualdad y tenemos que seguir luchando porque el retroceso es fácil.

Es decir hay riesgo de retroceso sobre algunos de los avances ya conquistados. A las cosas hay que pedarle pedales continuamente.
Sí, yo creo que el retroceso es posible precisamente como comentaba antes las leyes no están legitimadas socialmente al cien por cien, no terminamos de creernos que sea necesario un marco normativo como ese porque en el fondo nuestra cultura sigue basándose en principios y en valores muy desiguales, entonces el que la mujer se asocie de nuevo a valores más bueno que no es que haya dejado de asociarse solo que parece que ya no es lo prioritario pero el volver a un discurso que asocie a la mujer al ámbito privado, a la familia, al cuidado porque eso también genera un modelo económico que te permite establecer unas políticas de calado más neoliberal y de fomentar el mercado de trabajo de otra forma ahí sí podemos volver, eso no está tan lejos y en contextos de crisis pues hay un riesgo aunque yo creo que esta crisis ha puesto de manifiesto un tema que el que las mujeres estemos trabajando en el ámbito productivo ha provocado que las consecuencias de la crisis económica a nivel social y familiar no hayan sido tan grandes porque hay muchos hogares que se  mantienen con dos sueldos.

Pedro Luis Uriarte que todavía es presidente de Innobasque, que lo va a dejar el próximo jueves, me contó una vez que quizás el reto para el sector productivo desde el punto de vista económico era precisamente la incorporación definitiva de la mujer.
Plena, exactamente.

Eso es un reto que tenemos en marcha y eso activaría mucho nuestra productividad, o sea que desde el punto de vista práctico también hay argumentos para explicarlo.
Sí y además yo estoy convencida, el pleno empleo de las mujeres sería muy positivo para las economías pero implicaría también que deberíamos alterar todas nuestras estructuras y organizaciones sociales, porque lo que no puede hacer lo que no podemos soportar las mujeres es un trabajo productivo desde donde se nos obliga o asumimos nosotras que la conciliación es nuestra, que nos deriva a unas reducciones de jornada, reducciones de sueldo, incremento de la brecha salarial y la imposibilidad de ser supermujeres que trabajan fuera de casa, que trabajan en casa, que cuidan de los niños, que cuidan de sus padres y madres cuando son mayores incluso de sus suegras y suegros. El que las mujeres copen un pleno el trabajo remunerado con pleno empleo implica que a nivel social nos tenemos que replantear cómo usamos los tiempos y cómo organizamos el tiempo de trabajo, tiene que haber un tiempo para trabajar, tiene que haber un tiempo para disfrutar, tiene que haber un tiempo para el cuidado, y esos tiempos tienen que ser para hombres y mujeres. Entonces yo creo que es una forma de romper con el efecto perverso que están teniendo las medidas de conciliación que se vinculan únicamente a las mujeres, que responden a una necesidad real, yo no digo que sean malas porque hay muchas mujeres muy agradecidas por la posibilidad de poder conciliar pero también tienen un efecto perverso que es que si sólo lo asumen las mujeres volvemos a provocar situaciones desiguales.

Sobre la cuestión de los retrocesos y de los riesgos de retroceso que yo creo que alguna vez ya lo hemos comentado, que vemos actitudes en la adolescencia ahora que creíamos que estaban superadas, esto de los chavalitos cacareando alrededor de las chavalitas cacareando alredro del machito, esto lo vemos entre adolescentes.
Lo vemos, y ocurre, ocurre porque nuestra cultura todavía se fundamenta en principios muy patriarcales y bastante machistas, entonces el que los chavales y las chavalas lleguen a la edad de los 13-14-15-16 años y reproduzcan los estereotipos sexistas no es de extrañar cuando nuestra sociedad está rodeada de dichos estereotipos, pueden verlo en sus series de televisión, pueden verlos en los cómics, pueden verlos en los videojuegos, pueden verlos en las películas, en casa pueden verlos algunos no todos, es decir yo creo que hay modelos familiares diferentes, en la escuela por mucho que se intente la escuela es tá para formar no para educar, y tiene que hacer un esfuerzo muy grande la educación en el respeto y en los valores igualitarios pero es que la escuela no es una isla, es decir esos niños y niñas salen de la escuela y aprenden de otros muchos ámbitos, por eso la campaña del 25 de noviembre se ha dirigido precisamente a la población más joven.

Estamos hablando del Día Internacional contra la violencia de género.
Sí para hacer ver a chicos y a chicas para mostrarles lo que es una relación basada en el resto y lo que es una relación patológica donde no hay que entrar y de la que hay que huir en cuanto se vean los primeros síntomas entonces enseñarles a detectar una relación que no se fundamenta en la igualdad.

María Silvestre además ha dirigido además el master contra violencia de género en la Universidad de Deusto, durante muchos años, no sé si le llamó la atención en el caso del juicio de Nagore Laffage que tan cerca hemos seguido y que ha tenido mucha repercusión mediática, si le llamó la atención que el juez dijera aquello del jurado diciéndole no estamos en un caso de violencia de género.
Horrible. Me pareció horrible este comentario y me pareció horrible también la pregunta que creo que salió del jurado preguntándole a la madre por la hija, por algunas cualidades que no quiero repetir porque es como darle micrófono y no me gusta.

Pero lo podemos decir, aquí el fondo del asunto era si una mujer también puede salir de marcha, divertirse como le de la gana y decir que no.
Exactamente es que es un discurso completamente distorsionador y el discurso que culpabiliza a la mujer, es decir, que permite o justifica que el hombre salga, beba, disfrute, tenga relaciones sexuales y a la mujer se la penaliza por estar provocando o pudiendo estar provocando o induciendo comportamientos. Es absurdo, nos retrotrae a unos modelos pues sexistas, machistas, completamente desiguales, pero que están ahí, perviven, porque es que si se plantea en un juicio, y luego hay sentencias también en temas de maltrato o en otras cuestiones pues que ponen de manifiesto que realmente todavía no tenemos un discurso igualitario, por lo menos no está interiorizado a nivel social y cultural.

Y como especialista en la materia me gustaría una reflexión sobre el papel de los medios de comunicación en este caso, porque yo creo que andamos un poco despistados en general sobre cómo abordarlo, tienen un interés social evidente, pero algunas cosas que hemos visto no nos han gustado ni a los propios periodistas. No sabemos muy bien como entrar en estos asuntos.
Yo creo que en el tema de la violencia de género de la violencia contra las mujeres los medios de comunicación habéis tenido un papel clave, porque habéis ayudado muchísimo en el discurso de que la violencia o el maltrato doméstico no es una cuestión privada del ámbito familiar es una cuestión privada que afecta al hombre que maltrata y la mujer que recibe maltrato, sino que es un problema social, y como problema social hay que abordarlo y eso ha permitido justificar una ley integral y justificar medidas de carácter político, psicológico, jurídico, asistencial y policial. Y que realmente hoy estemos en el discurso de que la violencia que sufren muchas mujeres es un problema de nuestra sociedad no un problema que haya que trabajar puertas adentro del que no se pueda decir._Ahí los medios si habéis ayudado muchísimo a reforzar el componente social de la violencia de género. ¿Cuál es el problema? El problema está en que la misma noticia cuando sale normalmente está asociada a un asesinato y claro es un asesinato y no deja de ser una noticia pues morbosa y que algunos medios de comunicación pues tienden a informar de la noticia pues yendo a su lado más a su crónica más negra. Ahí se cae en el horror, se distorsiona muchas veces la información, yo creo no tenemos que hacer que la víctima sea la protagonista en la noticia sino que el protagonista desgraciadamente es el asesino, no tenemos que dar crédito a declaraciones como a veces se recogen de vecinos o vecinas que probablemente ni conocían la realidad de lo que estaba ocurriendo y parece que están muchas veces legitiman sin querer la propia acción del hombre porque suelen decir no pues era una buena persona, etc., ahí tenemos que cuidar las fuentes y el foco de atención a la hora de presentar la noticia.

Volviendo un poco al asunto de la educación que parece que está en el origen muchas veces de todos estos casos, ¿qué papel tiene que jugar la familia? Estamos hablando mucho de que dejamos en la escuela la transmisión de valores y menos en la familia, no se si en las familias se sigue reproduciendo demasiado todavía esos roles.
Se reproducen mucho. Hay muchas familias, muchos modelos familiares, y por eso yo enfatizo al decir que al margen del modelo de familia en que esté un niño, una niña creciendo lo importante es que se fundamenten los valores del respeto y de la igualdad y no solo en el discurso, las niñas y los niños no son tontos, tú les estás diciendo que él es igual que ella, o sea que el niño es igual que la niña, que la hermana es igual que el hermano, pero en casa ven que el modelo masculino y el modelo femenino son completamente dispares porque tu madre o tu padre hacen cosas completamente distintas y no hay un intercambio y la madre es siempre la que va a comprar o la que se encarga de vestirles, ducharles y prepararles la cena, y meterles en la cama, una cosa es el discurso que tú puedas darles a nivel teórico y otra cosa es el ejemplo. Yo creo que el ejemplo es clave y ahí en algunas familias creo que se está rompiendo, rompiendo porque el hombre ha entrado, se ha coresponsabilizado , empieza a realizar acciones que no estaban asociadas tradicionalmente con lo que un padre o la figura masculina en el ámbito familiar realiza. Yo creo que con el ejemplo y con el discurso también los niños y las niñas aprenden otros modelos y tienen otras referencias en los adultos de lo que supone ser hombre y ser mujer. Pero todavía estamos muy lejos.

Intuyo en esta nueva etapa de Emakunde una vuelta a las raíces del feminismo, a reivindicar el feminismo todavía como una actitud necesaria.
Sí yo creo que es clave y ahí también tenemos un empeño importante en acercar lo que es el movimiento social de mujeres con el movimiento feminista, con el feminismo que representa Emakunde que es el feminismo institucional y el feminismo que se hace en la academia, en la universidad, muchas veces se ha encaminado, hemos caminado por caminos paralelos cuando el objetivo final era el mismo, es decir conseguir la igualdad quizá con otros discursos diferentes porque feminismos hay muchos pero el objetivo final sigue siendo el mismo, la lucha sigue siendo la misma, yo creo que aunar esfuerzos nos va a permitir conocernos mejor y complementarnos mucho.

Es fácil el empaste o no, porque normalmente los movimientos sociales suelen recelar bastante de los institucionales, los académicos miran como de reojo al populacho, no es fácil todo esto.
No, no es fácil porque ya en el seno mismo del movimiento asociativo hay diferentes tipos de asociaciones, es decir están las asociaciones  de mujeres que a priori no tenían ninguna voluntad de luchar por la igualdad ni de declararse feministas más bien consideran a las feministas que somos como bichos raros, todavía con el estereotipo ese de el pelo corto, fea, lesbiana y amargada, mucha gente funciona con ese estereotipo, con esas mujeres se está trabajando muy bien para que se empoderen, para que reconozcan su fuerza y para que se incorporen en la lucha por la igualdad pero también desde el movimiento feminista muchas veces se ha visto a las otras organizaciones de mujeres como las del macramé, con esas no podemos ir ni a la vuelta de la esquina. Hay que sumar esfuerzos, el movimiento feminista ha sido y es muy crítico con la institución, con Emakunde como institución porque es su papel, es decir  cuestionar el ámbito político e institucional, pero en ese cuestionamiento tenemos que encontrar también vías de entendimiento.


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