El Bilbaino siempre ha sido diferente, en el modo de ser, en el modo de actuar, incluso en el modo de hablar.
Uno de los autores que describe las cualidades y peculiaridades del bilbaino es Don Emiliano de Arriaga. Este describe al bilbaino neto como "aquel que no es de Bilbao, sino que Bilbao es suyo".
A Bilbao se le conoce como el Botxo, como decíamos en un post anterior, y de ahí el nombre de botxero, pero al bilbaino se le conoce también con otros nombres.
Según comenta Don Emiliano en su obra "El Lexicón Bilbaino", el poner motes era una costumbre extendida por los territorios vascos y de ahí que los alaveses llamaran a los bilbainos "Tximbos" debido a su costumbre por cazar estos pajarillos.
Y así encontramos también el origen de "la tximbera", que "es como en Bilbao se ha llamado siempre la carabina de aire comprimido, fabricada generalmente en Eibar, que disparaba los perdigones con los que se cazaban chimbos.”
Pero encontramos otro nombre que es como se suele llamar al Bilbaino neto que no nato (porque ya se sabe que los de Bilbao nacen donde quieren).
Este otro nombre es el de "Txirene".
"El Txirene" es aquel bilbaino chistoso, gracioso y bromista, farolero.
Y de ahí provienen las "txirenadas", ocurrencias divertidas que le suelen pasar a los txirenes.
Otra de las peculiaridades que los chistes reconocen al bilbaino es el poco valor que le da al dinero y su desapego por el vil metal. Conocida es la frecuencia con la que se repiten situaciones como la vivida por aquella cuadrilla de sesenta comensales (más de cien según algunas fuentes) de fin de semana en Madrid. Tras una opípara comida, en la que no faltaron angulas y chuletón de buey, el que llevaba la
voz cantante pide la cuenta al camarero. Este llega con una papela de metro y medio (palmo más palmo menos) y se la entrega al portavoz que, sin pararse en nimiedades va
directamente al total. Al ver la cara de asombro del cliente, sabedor de la costumbre del jefe de inflar las minutas y antes de escuchar los reproches por la factura, el camarero se excusa recordando que se había exigido lo mejor de la despensa y la
bodega. El bilbaino, asintiendo, puntualiza: “...ya, ya chaval pero yo te he pedido la cuenta de todos, la mía solo no, la de todos”.
O aquella otra historia que cuenta que jugaba el Athletic contra la Real en Donosti.
La victoria rojiblanca fue rotunda y un grupo de bilbainos se fueron a cenar para celebrar el triunfo a “Incolaza”.
La cena fue una auténtica bacanal y tras los postres y el café y estando ya bien servidos pidieron al camarero “agua de Bilbao”.
El camarero y el “maitre” buscaron y volvieron a la mesa para decirles que solo tenían agua de Solares y Lanjarón.
Los txirenes les contestaron que en Bilbao se bebía el txampán como si fuera agua y así lo hacían llamar “agua de Bilbao”.
Al pedir la cuenta vieron que no les cobraban el champán y así se lo hicieron saber al camarero.
Nicolasa les dijo que en su casa y en San Sebastián el agua no se cobraba a los de otra capital.
(Pero otro día hablaremos del "Agua de Bilbao" , que realmente existió, comercializándola con el nombre de "Sirimiri".
Pero no solo son txirenes los varones también las mujeres son realmente buenas txirenes, como describe la siguiente historia:
Patxi, el de Somera, al día
siguiente de casarse, quiso
dejar claras las reglas del
juego en aquella casa.
Sentando en la cocina a
Amaia, su mujer, le dijo:
“mira, para que luego no
haya malos entendidos, te
advierto que yo, después
del trabajo, voy a tomar potes con
mis compañeros, le guste Amaia o no
le guste. A las cinco tengo partido de
mus todas las tardes y voy a seguir
jugando le guste a Amaia o no le
guste. Los viernes voy de cena con la
cuadrilla, te guste o no te guste y,
cuando juegue el Athletic, a San
Mamés le guste a Amaia el fútbol o
no le guste”.
Tras escuchar impertérrita, Amaia, la
de Bidebarrieta, constestó a Patxi, el
de Somera: “para que quede todo
claro apunta esto: en esta casa se
desayuna a las ocho de la mañana,
esté Patxi o no esté Patxi. Se come a
las dos, esté Patxi o no este Pátxi. Se
cena a las nueve con o sin Patxi. Y,
con puntualidad británica, se hará el
amor a las diez, esté Patxi o no esté
Patxi.
Hola, nos ha parecido muy bueno el artículo. A ver si sigues difundiéndo más artículos de este tipo. Saludos. Un portugalujo y una moñiguera.
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